Las historias siempre han formado parte de las interacciones humanas, han sido formas de trascender, maneras de compartir conocimientos de generación en generación. Remontémonos al primer recuerdo de un relato contado por una persona cercana, quizá nuestra madre, o tal vez nuestro padre, posiblemente la abuela, incluso el abuelo, por una hermana mayor o una tía, y dese luego una maestra, quien quiera que fuere, si lo recordamos es porque quedó impregnada en nuestra memoria emocional, de hecho, tal vez no recordemos el cuento, pero sí la sensación que nos generó y hasta el momento nos sigue generando. De la misma forma, narrar historias a nuestros niños provocará un efecto positivo, y mientras más pequeños escuchen nuestra voz, inventando e imitando personajes de una historia, más habremos hecho por ellos.

Bien sabemos que los niños aprenden jugando, y entre las formas más hermosas de aprender es escuchando cuentos, si sus contextos están llenos de ellos, tienen mayor posibilidad de desarrollar conexiones neuronales que favorecerán el pensamiento crítico, el razonamiento lingüístico, la imaginación, la creatividad para la resolución de problemas, entre otros, tal como lo demostró Eileen T. Rodríguez (2011), en su investigación realizada para el Reading and Literacy Discovery Center y del Cincinnati Children’s Hospital Medical Center de EEUU; Rodríguez estudió el efecto de los cuentos en un grupo de niños pequeños de recursos limitados donde los resultados fueron que las destrezas verbales de estos niños eran iguales a los de grupos que no estaban expuestos a limitaciones, lo cual significa que sin importar el estrato socioeconómico, la estimulación a través de la lectura de cuentos beneficia grandemente.

Psicología infantil

Los niños pueden padecer situaciones de estrés, tristeza, depresión, ira, miedo, estas emociones reflejaran conductas como agresividad problemas de lenguaje, bajo rendimiento escolar etc.

Entonces, si a nivel cognitivo los beneficios son muchos, a nivel emocional no pueden ser menos. Entre las habilidades que se pueden desarrollar está la disciplina, pues para iniciar y terminar una lectura, y continuar con otras, se requiere ser disciplinado. También está la empatía, ya que siempre en los cuentos habrá personajes con los cuales los niños se identificarán; la capacidad de escucha y la paciencia es una habilidad que se estimula al leerles cuentos desde pequeños, ya que deberán escuchar atentamente y esperar a que termine la historia para hacer preguntas. Es necesario mencionar el efecto terapéutico de los cuentos, cuando los niños atraviesan situaciones dificultosas, los cuentos les permiten procesar las emociones.

Y por último, por qué menciono “efecto mágico”, en primer lugar, porque con las historias se pueden lograr efectos en muchas áreas, como lo son el afectivo, cognitivo, social, es decir que el resultado es integral, y lo más importante, los efectos se extiendes a largo plazo, por ambas razones lo llamo “efecto mágico”, pues como dice la frase: “Un niño que lee, es un adulto que piensa”. Por ende, estas ideas puestas en párrafos, son una invitación a crear espacios para conectar con nuestros pequeños a través de los cuentos, sabiendo ya, los efectos que estos traen.

 

Paola Jitala

Psicologa infantil