Iniciemos con el verdadero significado de la palabra “disciplina”; procede del latín disciplina, que se utilizaba en el siglo XI con referencia a enseñar, aprender y dar instrucciones.  Así pues, desde sus inicios ha estado relacionada con la enseñanza.

A veces los padres y adultos encargados de la educación y crianza de los niños asocian la práctica de la disciplina al castigo o a los correctivos, por ello es necesario clarificar que el verdadero objetivo de la Disciplina no es corregir y menos que sufran para que no vuelvan a cometer una falta o travesura, sino que aprendan lo que es aceptable y no que no.

Si la raíz de “disciplina” es la palabra discipulus, que significa “alumno”, “pupilo o “educando”, se hace necesario un maestro que sobre todo enseñe con su ejemplo.  Un discípulo no es un prisionero, ni un destinatario del castigo, sino alguien que aprende a través de la instrucción.  El castigo acaso interrumpe una conducta a corto plazo, pero la enseñanza ofrece capacidades para toda la vida, por ello padres y cuidadores deben resignificarla la disciplina como como un proceso de enseñanza aprendizaje centrado en trabajar con los hijos, para ayudarles a adquirir destrezas que les permitan tomar buenas decisiones.

Este tipo de disciplina ayudará a niños y adolescentes a ser las personas que se supone han de ser (buenos seres humanos), aumentar su capacidad de autocontrol, respetar a los demás tener relaciones funcionales y vivir una vida ética y moral.

Disciplinar a niños hiperactivos puede ser un reto para padres o educadores, por ello es muy importante concienciar que para un manejo adecuado de las emociones de nuestros discípulos, es importante señalar que este depende del manejo que los adultos tengan de sus propias emociones, su ejemplo, coherencia y la actitud paciente y firme con que se puede implementar  una disciplina basada en el respeto y buen trato.

Psicología infantil

Los niños pueden padecer situaciones de estrés, tristeza, depresión, ira, miedo, estas emociones reflejaran conductas como agresividad problemas de lenguaje, bajo rendimiento escolar etc.

Recomendamos entonces, para disciplinar a niños hiperactivos y que no lo sean, centrarse en  aspectos positivos como:

 

  • Motivaral niño, puesto que se le muestran las consecuencias claras de la mejora de la conducta.
  • Iniciar por uno mismo, como padres/cuidadores y profesores debemos afrontar más eficazmente las situaciones estresantes.
  • Marcar mejor los límitesentre buen y mal comportamiento.
  • Reducir la tensiónen casa o en el aula.
  • Apoyar el uso de los sistemas de recompensaque ya se aplican para el buen comportamiento. Es decir que aprendan que en la vida todo tiene consecuencias, buenas o malas depende de nuestras decisiones.