Durante mis años de estudio y como profesional he evidenciado casos en donde todos tenían algo en común; Ningún padre busca hacerle mal o dañar a su hijo, sin embargo muchas de las veces se lo ha hecho de manera inconsciente.

Si como padres pudieran ver a sus hijos formados como personas adultas entenderían que sus  actitudes marcan el futuro comportamiento y desarrollo de la personalidad de los niños, ya que son el principal ejemplo, los responsables de la crianza pues ellos tomarán sus actitudes y las reproducirán a lo largo de su vida, una de las principales actitudes repetitivas de los niños es la violencia, puesto que  es un círculo reiterativo que no terminará mientras el menor continúe viendo o viviendo actitudes violentas dentro de su hogar, principalmente de sus padres; otra de las diversas actitudes de los padres es la sobreprotección, crían a sus hijos creyendo que no son lo suficientemente capaces de realizar las cosas de manera independiente sin depositar confianza en ellos,  y el resultado que se obtiene son niños inseguros de sí mismo y con miedos , por otro lado el consentirlos demasiado genera en ellos sobrevaloración del yo e incluso problemas en el lenguaje, un niño sin reglas ni responsabilidades será un futuro adulto desobligado, sin hábitos, ni empatía con sus pares. Ciertas actitudes que los padres toman pueden generar problemas a corto y largo plazo en el desarrollo del niño y es aquí en donde un padre influye demasiado en el niño y en donde me nace una pregunta ¿La terapia es necesaria para el niño que tiene problemas de violencia, lenguaje, comportamentales o mejor para el padre que de cierto modo provocó estas conductas?

Psicología infantil

Los niños pueden padecer situaciones de estrés, tristeza, depresión, ira, miedo, estas emociones reflejaran conductas como agresividad problemas de lenguaje, bajo rendimiento escolar etc.

Antes de que el niño pueda hablar y entender el lenguaje habrá recibido millones de impresiones sobre él mismo y sobre todo su entorno. Los padres manifiestan varias cosas sin necesidad de usar el lenguaje hablado, utilizando otras formas a lo que los niños son más perceptivos, es decir movimientos corporales, tono de voz, gestos, miradas, sonrisas, etc. A través de esto los padres transmiten a sus hijos lo que les gusta, lo que es importante para ellos, en lo que no están de acuerdo, sus miedos y preocupaciones.

Existen investigaciones que confirman esta idea, que un padre puede influir mucho en el desarrollo del niño.

“Un grupo amplio de investigaciones sobre las actitudes indica que la calidez parental, junto con niveles razonables de control se combina para producir resultados positivos para los(as) niños(as)”. (Joan, 2014, pág. 3)

Todo lo que  se refleja en el niño, en un futuro él lo adoptará como parte de su personalidad y su día a día. Esto también ayudará al desarrollo social del niño como se había mencionado, ya que si se expresa inseguridad en el niño el mostrará esta actitud ante los demás y no creerá que es capaz de hacer las cosas por el solo, o de otra manera se pondrá límites al realizar una actividad sin exponer su mayor potencial, así mismo si los padres reflejan orden y tolerancia a un niño el tomará estas actitudes para su vida, obteniendo así un niño organizado, empático con los demás, y con herramientas para resolver problemas de la vida diaria de manera asertiva.

(Joan, 2014) En su investigación ha encontrado que mientras las actitudes de los padres  afectan el comportamiento del niño en su infancia, esta relación cambia a medida que el niño crece, cuando es adolescente el comportamiento tiene un impacto en el estilo y las actitudes parentales.

Esto quiere decir que de acuerdo a como se cría al niño, a largo plazo también afectará a los padres al llegar la adolescencia,  una etapa muy difícil tanto para el adolescente como para los padres, sin embargo se puede evitar la mayor parte de los problemas comportamentales o actitudinales de la adolescencia cuando son niños reflejando actitudes que pretendemos que adopte para su futuro y evitando así dificultades tanto para el niño como para los padres, ya que a edades tempranas el infante es muy observador  y  aprende desde el ejemplo, los padres deben aprovechar edades tempranas para proporcionarle al niño herramientas que le puedan ayudar en su desarrollo personal  y social. Ya que son como un lienzo en donde los padres dan las primeras pinceladas para crear un hermoso dibujo que el niño con forme crezca dará forma y sentido a aquella pintura llamada vida, o  por otra parte los padres truncarán esa pintura desde el inicio donde el niño por mas que quiera o intente no podrá arreglar y solo encontrará obstáculos en ella.

En conclusión se puede decir que al llamar a un hijo como “mal criado”, no estarían tan equivocados como padres con esta expresión, aunque puede sonar como una palabra muy fuerte se está reflejando el trabajo realizado, pues como adultos se educa y forma al niño o de otra manera se mal cría.

Para formar niños felices debemos tomar en cuenta que no es primordial entregar objetos materiales a los pequeños, sino más tiempo de calidad, las cosas divertidas no siempre se compran y el mejor envoltorio es un abrazo, enseñarles a compartir en vez de competir, ser ejemplo y aprender juntos, inspirarles a ser ellos mismos y dejar que aprendan jugando, que se manchen con el helado, que se mojen con la lluvia, que se ensucien con la tierra, que se caigan y aprendan a levantarse.